Contaminación que produce dicho lugar. Al llegar al basurero de la ciudad de Zapala se puede ver, en el cerro limítrofe, una variedad increíble de bolsas plásticas. Es que dicho basurero es a cielo abierto y, al no existir ningún tipo de tratamiento de la basura, el viento característico de la región hace que todo tipo de desperdicios sean arrastrados, hasta quedar enredados con la vegetación del lugar. Los desechos son recolectados y tirados en un campo de unas cinco hectáreas, cercado por un alambrado olímpico, que en muchas oportunidades es robado, por lo que los animales de los crianceros vecinos entran y comen los desperdicios, contrayendo enfermedades y provocando la muerte de los mismos. Varios vecinos del lugar se reunieron para pedir al municipio una respuesta que no llegó, y a raíz de esto decidieron impedir a los camiones el depósito de los residuos. Ricardo Fuente alba tiene su casa a unos mil metros del lugar, y durante más de veinte años tuvo animales, pero desde que el basurero está en la zona, hace alrededor de diez años, tuvo que sacar los animales: “Los chivos, los caballos se mueren por el nailon. Entran porque está todo el alambre tirado”; cuenta además que se le murieron cinco vacas, más de cien chivos y siete caballos.
Las tierras en las que se encuentra hoy el basurero municipal fueron donadas por la familia Fuente alba, y en el convenio firmado dice que “iban a reciclar toda la basura. Todo lo que es cartón, todo. Iban a poner caños de respiradero. Y no hicieron nada de lo que está en el contrato”. La muerte de los animales no es el único problema, ya que en esa región el acuífero zapalino aflora a escasos metros, y la basura es enterrada, sin selección previa, a ocho metros de profundidad, por lo que el agua de la región corre grave peligro de contaminarse. Por otro lado, como el alambrado no siempre está sano, algunas personas entran y realizan quema de basura, lo que es altamente tóxico, ya que se liberan dioxinas que se almacenan en las grasas de las personas, animales y comidas, y producen enfermedades mortales como el cáncer. Recorriendo el basurero se pueden ver tres sectores, sin delimitar, en los cuales varía el tipo de basura: en el primero, más cercano a la entrada, se encuentra la basura doméstica. En esta parte habían, al momento del recorrido, caballos, perros y aves carroñeras comiendo de la basura. En un segundo sector, el hedor permanente en el aire hace que no se acerque ningún ser vivo. Este olor nauseabundo lo producen los desperdicios cloacales que se llevan en camiones y son arrojados a la tierra. El tercer lugar, el más alejado, es el que estaba destinado a tirar los desperdicios del matadero municipal, y la pestilencia desprendida de los restos de animales muertos es capaz de descomponer hasta a la persona menos quisquillosa. En esta parte se puede observar el banquete que se hacen todas las
variedades de pájaros carroñeros, desde jotes hasta caranchos.
Qué hacer con la basura es un problema grave y de difícil solución. Durante la gestión del ex intendente, Raúl Podestá, se pudo llevar adelante, pero luego de la llegada a la intendencia de Edgardo Sapag, todo quedó en la nada. Durante la mañana del viernes 14 de mayo mantuvieron una reunión el secretario de Gobierno, Daniel Pollo, y vecinos preocupados por el accionar del basurero. Se intentó llegar a un acuerdo para que el municipio se comprometa a realizar gestiones mediante las cuales se reduzca la contaminación, se limpie la zona afectada por las bolsas plásticas y se logre reiniciar la separación de basura, para el posterior reciclado. El problema está planteado, ahora sólo es necesaria una decisión política para solucionarlo.
